miércoles, 6 de mayo de 2009

Literatura y Mitologia ( Calamar)

"Proust y el Calamar. Historia y Ciencia del Cerebro Lector".
"Nosotros no nacimos para leer. Es un milagro que los humanos puedan hacerlo" escribe Maryanne Wolf, Directora del Center for Reading and Language Research de la Tufts University, en su libro Proust and the Squid: The Story and Science of the Reading Brain (HarperCollins Publishers, September 2007):

En este libro, Maryanne Wolf usa al prestigioso escritor francés Marcel Proust y al infravalorado calamar como una analogía de dos diferentes aspectos del proceso de la lectura. Si para Proust la lectura es "un fructífero milagro de la comunicación en medio de la soledad" y leer es "conectarse con otra manera de pensar, todo ello mientras estamos solos, esto es, mientras continuamos gozando de aquel poder intelectual que uno posee únicamente en soledad y que las conversaciones disipan de inmediato", el calamar representa el acercamiento neurobiológico al estudio de la lectura. En los años 50, el calamar se utilizaba para el estudio de la transmisión de las señales eléctricas neuronales porque los axones de sus células del nervio óptico tienen un espesor hasta cien veces superior al de las neuronas de los mamíferos.
En este libro, la autora hace un repaso de la historia y la neurobiología de la lectura: "La lectura es aun una experiencia demasiado reciente en la historia humana como para que alguno de nuestros genes la codifique en específico. Sólo podemos hacerlo porque nuestro cerebro posee la suficiente plasticidad como para reconducir el circuito que evolucionó originalmente para otras tareas -como, digamos, distinguir de un vistazo una serpiente de una vaina de alubias". (tomado de El ocaso de los libros, por Caleb Crain).
Maryanne Wolf no es la única que defiende el que el cerebro humano no está diseñado para la lectura. A principios de año, publicábamos la entrada en este Blog Precisamente así, hablando de esto mismo en referencia al libro Les neurones de la lecture de Stanilas Dehaene. Muchos psicolingüistas cuestionan la capacidad natural del cerebro humano para la lectoescritura. Al fin y al cabo la escritura cuenta con tan sólo 5400 años y, en un principio, surgió con caracteres pictográficos. Sin embargo, las mutaciones genéticas que dieron lugar a ciertos trastornos de la migración neuronal implicados en los trastornos de la lectoescritura, son anteriores al devenir de la escritura, escribíamos entonces.
Para Wolf, "un cerebro que lea con eficiencia tiene, literalmente, mucho más tiempo para pensar". Esta científica, que además es experta en dislexia, explica como "en cierto punto, mientras un niño pasa de decodificar a leer fluidamente un texto, la ruta de las señales a través de su cerebro cambia. En vez de recorrer una ruta dorsal a través de las regiones occipital, temporal y parietal en ambos hemisferios, la lectura comienza a moverse a través de una más rápida y eficiente ruta ventral, situada en el hemisferio izquierdo. Puesto que el tiempo empleado y el gasto de energía cerebral son menores, un lector fluido, será capaz de integrar más de sus sentimientos y pensamientos en su propia experiencia. El secreto en el núcleo de la lectura se halla en el tiempo que ésta libera para que el cerebro pueda tener pensamientos más profundos que antes".



El Kraken
"Kraken es una criatura de la mitología escandinava y finlandesa del mar descrita comúnmente como un tipo de pulpo o calamar gigante que emergiendo de las profundidades atacaba barcos y devoraba a los marinos"
"Los supervivientes contaban el relato del monstruo de los mares que, según la leyenda, aparecía junto a las costas de Noruega e Islandia. Algunas versiones cuentan que cuando dormía parecía una isla y los marinos que desembarcaban, encontraban una terrible muerte acuática. Esto lo ha relacionado con la leyenda de "Simbad" el marino aunque en dicha historia no era un Kraken la criatura sino travian una menos mítica ballena. Se suponía que cuando el Kraken emergía totalmente se acercaba el fin del mundo o ragnarok
Un sinfín de relatos semejantes abundan en la literatura noruega, pues la leyenda asegura que los pescadores, a lo largo de los tiempos, enmudecen de pavor cuando aparece el leviatán. Se decía que el dorso de un «kraken» adulto tenía una longitud de dos kilómetros y medio. Debido a la joroba de su espina dorsal y de los tentáculos que flotaban como flecos de algas, se le confundía con una isla de regular tamaño.
Era un templo viviente, y así lo dijeron varios antiguos escritores nórdicos cuando se refieren al «kraken». En 1755, el obispo Pontoppidan de Bergen (Noruega) escribía que las islas flotantes que en los mares del norte aparecían y desaparecían súbitamente eran sin duda «krakens». Se cuenta también que el obispo de Midaros levantó un altar sobre la roca de una playa y celebró la Santa Misa. No sabía que se hallaba sobre el lomo de un «kraken». El monstruo esperó respetuosamente a que el obispo terminase y luego, tranquilamente, se deslizó hasta el agua y desapareció. Pero el escepticismo moderno no se aviene a la existencia de los «krakens» y afirma que son calamares gigantes que confunden a visionarios.
No se debe olvidar que el nombre de Kraken suele asociarse popularmente a la especie de calamar gigante "Architeuthis Dux", de la cual hoy en día apenas se sabe nada acerca de ella debido a la gran profundidad a la que habita"


Imágenes extraidas de : Proust
Kraken

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